Con tener las mejores botas no basta, habrá que tener en cuenta también que debemos llevar unos calcetines acordes. La mala elección de los calcetines puede ser tan perjudicial como la elección de una mala bota, ya que estamos hablando del cuidado de la principal “herramienta” de nuestra actividad deportiva, los pies.
Hay multitud de modelos con muy diversos precios, pero te aconsejamos que en este apartado no reduzcas la inversión. Debes fijarte a la hora de adquirirlos en que tengas el mínimo de costuras para evitar roces y que estas no se noten al tacto, que la talla sea la acorde y, si es posible, que tenga ciertas zonas con una protección extra, como puede ser la puntera o el talón, zonas que pueden sufrir más las rozaduras.
En cuanto a los materiales olvídate del algodón, ya que tiende a retener la humedad. Mejores opciones son las que mezclan fibra natural y poliéster por su buen comportamiento ante la humedad y la temperatura y buena durabilidad. Otros componentes que también podremos encontramos son la seda entre las naturales o la licra o nailon entre las artificiales.
Finalmente a la hora de adquirirlos conviene que el porcentaje de fibras sintéticas sea mayor al 50%, que compremos más de un par (siempre es conveniente llevar al menos dos pares en nuestro equipo ante posibles inconvenientes) y que adaptemos los calcetines a las condiciones que nos vayamos a encontrar. En este último caso un ejemplo a evitar sería elegir un calcetín de mucho grosor para una marcha con unas condiciones en las que no tengamos bajas temperaturas. El resultado sería posiblemente la aparición de ampollas y con total seguridad molestias a lo largo de todo el recorrido.
Y un último apunte de relación al calcetín. Tanto calcetín como bota están desaconsejado estrenarlos en la marcha. Conviene que ambos estén más que testados para no llevarnos disgustos.
Un complemento extra para nuestras botas en algunas circunstancias serán los crampones. Los crampones son unos artilugios metálicos que se colocan en la suela de las botas para mejorar la adherencia en superficies nevadas o heladas. Por tanto su uso estará restringido a rutas de alta montaña o invernales, en las que tengamos que atravesar neveros o glaciares. Los hay que la sujeción es de correas y que, por tanto, servirán para cualquier bota y los hay de autosujección a la suela, que encontraremos en determinadas botas de gama media/alta. Cuidado en este caso porque hay botas que aparentemente pueden tener esta funcionalidad, pero el uso de crampones en realidad es poco eficiente.
Otro “extra” a tener en cuenta serán las polainas o guetres, de material impermeable, que son muy útiles cuando nos enfrentamos a rutas con nieve ya que evitan la entrada de agua o nieve en la bota. Se colocan en la pierna sobre la bota y las hay altas destinadas al uso en nieve llegando hasta justo debajo de la rodilla y bajas hasta media pierna, destinadas a evitar la entrada de pequeñas piedras u otros materiales en la bota.
Un dato importante a tener en cuenta es que las polainas deben ser sencillas de quitar, sin necesidad de tener que quitare las botas, porque si lo que pretendemos con las polainas es evitar la humedad pero debemos descalzarnos para, por ejemplo, cambiar los calcetines, nuestro objetivo no se habrá cumplido.
Antes de empezar una ruta, planifica y ve cuales son las necesidades y, en función de ellas, lleva el material necesario para el buen desarrollo de la actividad.